Se dice que el Metal no vende. De hecho, las empresas suelen no auspiciar eventos de este tipo, privilegiando géneros como el Pop, la Balada Romántica y hasta la Música Urbana y Latina.
Sin embargo, son pocos los artistas que son capaces de llenar un Estadio Nacional (o incluso superarlo); ni Madonna, ni Rihanna, Bruno Mars, Britney Spears… pero Iron Maiden, si. El fervor que provoca la “Dama de Hierro” en Chile y el mundo es impresionante, homologado sólo a niveles de Led Zeppelin, AC/DC y una que otra banda que no se cuenta con más de las dos manos. De hecho, independiente del sin fin de sub géneros que tiene el Metal (a veces tan distintos los unos de los otros), el punto equidistante siempre es Iron Maiden, un grupo que derechamente le gusta a todos.
Pese al gusto transversal por la banda de Harris, Dickinson y compañía, a la hora de hablar de los álbumes siempre hay una que otra discrepancia. Incluso, con el pasar del tiempo esos discos que eran favoritos, pasan más abajo en el ranking y son superados por otros que envejecen mucho mejor. Las sorpresas siempre se dan a la hora de categorizar la discografía de una banda, pero hay ciertos puntos en común que llevan más o menos al mismo listado. Es por esto que en Rockaxis nos dimos la titánica tarea de organizar los álbumes de Iron Maiden del peor al mejor, en un encuentro que dejó varias discusiones, como las que probablemente tu grupo de amigos ha tenido en torno a este ejercicio que -de seguro- ya has hecho en algún momento.
¿Cuál es tu disco favorito?
16 - “The Final Frontier” (2010)
El maravilloso “Somewhere Back in Time World Tour” de 2008 y 2009 cerró con la promesa de Bruce Dickinson de entregarnos un nuevo álbum al año siguiente, tras una larga espera. El resultado, acompañado de altas expectativas dado el sólido momento de la banda, no sería precisamente el esperado, al abusar una vez más de recursos que no eran 100% del agrado de la fanaticada, como son las secciones progresivas y densas, además de una duración que muchas veces no se justificaba. ‘Starblind’, ‘The Man Who Would Be King’ y ‘When the Wild Wind Blows’ pueden ser ejemplo de esto último, contrastando con composiciones que salvan el bote como ‘The Talisman’, ‘Coming Home’ y ‘The Alchemist’. Mención poco honrosa merece la producción en su totalidad, al no estar a la altura de tantos otros puntos de la discografía de una de las bandas más importantes del Heavy Metal. No por nada, varios de estos cortes se disfrutan mucho más en “En Vivo!”, el registro de la gira del álbum grabado, orgullosamente, en nuestro país.
15 - “Virtual XI” (1998)
Sin Dickinson, la tarea de llevar adelante a la “Dama de Hierro” seguía cuesta arriba. Con una portada que generó discrepancias desde el primer momento, el disco número once se presentó como un intento de mirar al futuro e intentar vender una serie de elementos alternativos que terminaron quitándole protagonismo al álbum y sus canciones. Si bien temas como ‘Futureal’ y la tremenda ‘The Clansman’ son clásicos hasta el día de hoy, lo cierto que es que la camiseta de fútbol (ocupada por muchos -hasta el día de hoy- para las pichangas), el fallido videojuego que salió al año siguiente, el malogrado video en animación 3D de ‘The Angel And The Gambler’, el forzado acercamiento al Mundo Latino con ‘Como Estais Amigos’ y varios otros factores, hicieron que el disco no tuviera el éxito que se pretendió, acelerando -afortunadamente para todos- el esperado regreso de Dickinson y Smith a la banda.
14. - “The Book Of Souls” (2015)
Tras cinco años de espera (el mayor periodo para un lanzamiento) y la pésima noticia del cáncer a la lengua de Bruce, las expectativas sobre este álbum doble se empinaron más allá de lo esperado, incluso haciendo nacer rumores de que éste sería el álbum de despedida de Iron Maiden. Pero no, los británicos regresaron con una fuerza sorprendente, quizás demasiado incontenida en un álbum de excesiva larga duración y carente de hits, pero con una única canción notable como lo es ‘Empire Of The Clouds’ (que dicen estaba destinada para un disco en solitario de Dickinson). Sin embargo, fue justamente esa energía la que llevó a la banda a realizar múltiples giras por el mundo, despejando todas y cada una de las dudas sobre el retiro.
13 - “A Matter of Life and Death” (2006)
Al igual que con “The X Factor”, las críticas a esta cosecha de 2006 apuntaban a la densidad y duración de sus canciones, incluso existiendo la movida empezada con ‘Different World’. Todo lo oscuro y pesado de la guerra y dilemas éticos y religiosos se plasman en “A Matter of Life and Death” con un alto nivel de composición, pero que a más de uno podrá saturar debido a una ambición que no siempre puede dar el mejor resultado para las masas. Progresivo y siniestro, contiene momentos notables como ‘Brighter Than a Thousand Suns’, ‘For the Greater Good of God’, ‘The Pilgrim’ y ‘The Legacy’, cuya alta calidad no podemos negar, pero que a más de uno le costará acostumbrarse. Nota aparte merece la cruda producción, al ser registrado en el estudio sin masterización, captado como si de un álbum en vivo se tratase.
12 - “Dance of Death” (2003)
La vuelta de Adrian Smith y Bruce Dickinson, marcada con el excelente “Brave New World”, volvía a poner a Iron Maiden en lo alto, por lo que el movimiento obvio era seguir entregando música de calidad. ¿Lograría “Dance of Death” mantenerlos en esta senda? Con una portada así de horrible podríamos tener un mal presentimiento, el cual se disiparía con las notables ‘Rainmaker’, ‘No More Lies’, ‘Montsegur’ y las épicas y teatrales ‘Paschendale’ y el tema que da nombre al álbum. Dicho esto, de todas formas, hay varios momentos olvidables y que no logran generarnos un mayor interés, afectando su puntuación si lo comparamos con su antecesor; no por nada puede hablarse de que es hasta ahí donde llega el material relevante para algunos. No es un “Brave New World” parte dos, ni mucho menos, pero definitivamente tiene aquello que refleja a ese Iron Maiden del que nos enamoramos alguna vez, por más que avance por terrenos algo accidentados.
11 - “No Prayer for the Dying” (1990)
La salida de Adrian Smith tras “Seventh Son of a Seventh Son” volvió a dejar a la banda en jaque. Con el recién ingresado, Janick Gers, se intentó volver a ese sonido más simple y callejero, con el sucio estilo de este nuevo guitarrista y una voz mucho más rasposa que operática por parte de Bruce Dickinson. El resultado no fue del todo convincente, tanto por tratarse de la continuación de semejante obra maestra, así como también por composiciones poco efectivas, sintiéndose incluso forzadas. ‘Tailgunner’, ‘Hooks in You’ y ‘Public Enema Number One’ son parte del lado efectivo de ese sonido más básico, a diferencia del intento de sonar complejos, como con ‘Mother Russia’. Curioso resulta que ‘Bring Your Daughter... to the Slaughter’ se convirtiera en su primer y único single en llegar al primer lugar de las listas británicas. No estamos ante un mal trabajo, para nada, pero anticiparía complejos tiempos que vendrían.
10 - “The X Factor” (1995)
Tiempos difíciles para el Heavy Metal, el porcio de Steve Harris y el alejamiento de su ya emblemático vocalista sumieron a Iron Maiden en un oscuro periodo. ¿Qué se podría hacer al respecto? Utilizar esa misma oscuridad a su favor, con canciones siniestras, tanto en sonido como en temáticas, al tratar temas como el estrés, la guerra y la religión. El recién ingresado Blaze Bayley sería fundamental para lograr aquella atmósfera, gracias a su registro vocal claramente más bajo, cosa que a muchos fans les desagradó desde el primer momento, generando una recepción que hasta el día de hoy pide a parte del público. Pese a todo, la mayoría estará de acuerdo con que ‘Sign of the Cross’, ‘Lord of the Flies’, ‘Man on the Edge’ y ‘The Unbeliever’ ayudan mucho a que el álbum, irónicamente, logre brillar por su propia cuenta. Los tiempos demandaban algo distinto y siempre se agradecerá el atrevimiento en una fase en que el futuro de la banda estaba en una completa duda. ¿Infravalorado? Bastante.
9 - “Fear Of The Dark” (1992)
Lamentablemente, los problemas al interior de la banda se expresaron en este álbum. Siguiendo con la tónica oscura de su predecesor, la banda tomó una arriesgada decisión que dejó al ilustrador Derek Riggs al margen de un Eddie que se mostraba bastante distinto al que todos conocíamos hasta ese entonces. Si bien canciones como ‘Be Quick or Be Dead’ y -sobre todo- ‘Fear of the Dark’ brillan por si solas, lo cierto es que este álbum no es más que el último aliento de una banda que presentaba síntomas de separación, cosa que los llevó a distanciarse por en periodo ampliamente conocido por todos. Es cierto, este álbum figuró nº1 en el ranking británico, pero son pocos los que cuestionan que esta época es más bien recordada por su fallida visita a Chile y el escándalo con la iglesia católica, que por la calidad del disco en si.
8 - ‘Killers’ (1981)
Perfectamente este disco podría catalogarse como la segunda parte del álbum debut. De hecho, muchas de las canciones fueron escritas en la misma época, por eso nadie duda la calidad de este registro. Sin embargo, hay cosas que hacen de “Asesinos” algo muy especial, pues fue aquí donde debutó Adrian Smith, así como también fue aquí donde ingresó el productor Martin Birch, responsable del sonido de la banda es sus futuros ocho trabajos. Prácticamente todas las canciones son hitazos, partiendo con la intro ‘The Ides of March’ y ‘Wrathchild’, así como las inmortales ‘Murders in the Rue Morgue’, la instrumental ‘Genghis Khan’ y la espectacular canción que da título al álbum, últimos temas que pudimos escuchar en la voz de Paul Di’Anno, quien finalmente dejó la banda por problemas con el alcohol y drogas.
7 - “Brave New World” (2001)
Las expectativas sobre el regreso de Dickinson y Smith eran altísimas, tantas que podría haber sido algo absolutamente contraproducente. Sin embargo, el ahora sexteto se despachó uno de los mejores discos de su carrera, casi equiparado a los grandes clásicos de la primera época, despejando esas dudas que dejaron las cuatro producciones de la década del 90’. La llegada del nuevo milenio parecía haberle regresado la magia a los británicos, quienes privilegiaron canciones de corta duración y en la que se pueden contar varios hitazos que hasta el día de hoy son de los favoritos de la fanaticada: ‘The WIcker Man’, ‘Ghost Of The Navigator’, ‘Brave New World’, ‘Blood Brothers’, ‘Out Of The Silent Planet’ y prácticamente todo el álbum. Muchos dicen que este es el último gran disco de Iron Maiden… y si, probablemente lo sea.
6 - “Iron Maiden” (1980)
Ejemplos de bandas inconformes con su primer álbum hay por montones; Iron Maiden es una de ellas. Sin embargo, y más allá de las opiniones que sigue teniendo Steve Harris ante este debut, es precisamente ese sonido crudo y poco pulido lo que hace que destaque dentro del catálogo de los ingleses, además de canciones que los lanzarían al estrellato, como la callejera apertura de ‘Prowler’, la épica ‘Phantom of the Opera’, la emotiva ‘Strange World’ y el cierre con el corte homónimo, que escuchamos en cada presentación mientras aparece el querido Eddie sobre el escenario. Si hay algo en que podemos estar en contra de la principal mente creativa de la banda, es su opinión ante esta joya. Claro, llegaría material superior conforme pasaron los años, pero esta primera vez fue una de esas que quedan ahí para siempre y que con mucho gusto podemos rememorar.
5 - “Somewhere in Time” (1986)
¿Cuál era el siguiente paso tras el arrollador éxito de “Powerslave”? El estrés de su gira mundial más ambiciosa hasta ese entonces hacía ruido en las relaciones internas de la banda, llevándolos a tomar unos meses de descanso y una ausencia de composiciones por parte de Bruce Dickinson. Para evitar una fase de estancamiento, “Somewhere in Time” marcaría un cambio importante en el sonido, al introducir guitarras sintetizadas que, en un principio, no fueron precisamente bien recibidas por los fans. El tiempo probaría que todos esos críticos estarían equivocados, al convertirse la placa en otro punto alto de su discografía, gracias a momentos como ‘Wasted Years’, la épica ‘Alexander the Great’, ‘Heaven Can Wait’ y ‘Stranger in a Strange Land’, cuyo solo de guitarra, por parte de un Adrian Smith más brillante que nunca, podría ser considerado el mejor que hemos escuchado en ya más de 45 años de existencia como banda. También es imposible dejar de lado la notable portada, llena de detalles e inspirada en el futuro que nos mostraron películas como “Blade Runner”, entrando la tecnología no sólo en el aspecto sonoro.
4 - “The Number of the Beast” (1982)
¿Cabe alguna duda de que este es el álbum más popular de Iron Maiden? No creo que nadie piense lo contrario. Es gracias a esta producción que la banda es lo que es: “satánica” (al menos eso se pensaba), melódica, atractiva, grandiosa y todo lo que muchos buscaban en el Metal se encontró en este disco, donde la llegada de Dickinson abrió muchas posibilidades. De hecho, habría sido imposible escuchar ‘Hallowed Be Thy Name’ con Di’Anno, cosa similar que los altos registros y teatralidad que demandaban las imperecederas ‘Run To The Hills’, ‘The Number Of The Beast’ y ‘Invaders’ y prácticamente todo un álbum que aún transitaba con canciones del tono de la primera época, como: ‘Children Of The Damned’, ‘The Prisoner’ o ’22 Acacia Avenue’. Y pese a todo lo maravilloso que hemos expresado, así y todo los fanáticos (y también los miembros de la banda) saben que hay placas aún mejores. Impresionante.
3 - “Piece of Mind” (1983)
“Es mi disco favorito”, ha dicho cientos de veces Bruce. Sin embargo, este álbum no brilla porque sea el elegido de uno u otro integrante, y ni siquiera porque sea el primero con el gran Nicko McBrain, pues la cuarta producción es donde realmente se puede escuchar al Maiden que trascendió, ese mismo que siguió puliéndose más adelante. Las canciones ya se despegan totalmente de la primera época, incorporando a Dickinson en la composición y congeniando un álbum mucho mejor elaborado, de mejores interpretaciones y hits que son imposibles de no tocar en los setlist en vivo. ‘The Trooper’ es todo un himno, mientras que ‘Revelations’, ‘Where Eagles Dare’, ‘Flight Of Icarus’, ‘Die With Your Boots On’ y prácticamente todo el álbum es del gusto de los más conocedores de la “Dama de Hierro”. Un infaltable en toda discografía de quien se hace llamar metalero.
2 - “Powerslave (1984)
Lo majestuoso de este trabajo nos queda claro inmediatamente al ver su maravillosa portada, una vez más de la mano de Derek Riggs, con ese Eddie caracterizado como un antiguo faraón. Al escucharlo, tenemos a Iron Maiden totalmente desatado desde el primer momento, con la vertiginosa ‘Aces High’. El Heavy Metal vivía uno de sus mejores años, y así lo demostraron los británicos, porque “Powerslave” es simplemente una obra maestra, marcada a fuego por la dupla de cierre, con la mística canción homónima llena de esa vibra egipcia y la espectacular ‘Rime of the Ancient Mariner’, que en sus más de 13 minutos nos entrega un recorrido por la técnica y energía del entonces quinteto, siendo una de sus piezas más fundamentales. ‘Back in the Village’, el popular single ‘2 Minutes to Midnight’ y la instrumental ‘Losfer Words (Big ‘Orra)’ son otros momentos que elevan a este quinto LP a un lugar así de alto dentro de su trayectoria. Las palabras están de más.
1 - “Seventh Son of a Seventh Son” (1988)
No podía ser de otra manera. El primer lugar de este ranking se lo lleva el disco más espectacular de toda la discografía de la “Dama de Hierro”. Sin ser un álbum conceptual, a lo largo de sus casi 45 minutos se puede encontrar obras magistrales como la canción que le da título al disco, así como otras canciones mucho más melódicas, pero cargadísimas de emotividad, como ‘The Evil That Men Do’, ‘Moonchild’ y ‘The Clairvoyant’. Como si fuera poco, en este disco se dan luces de una técnica sin igual, acercándolos -incluso- al rock de vanguardia, con ejemplares como ‘Infinite Dreams’, ‘The Prophecy’ y hasta la casi popera ‘Can I Play With Madness’. Si, este es un disco en el que se puede encontrar de todo, pero siempre bajo la ejecución de una banda que alcanzó un nivel de madurez perfecto, tanto, que muchos postulan a ésta como la mejor formación de la banda. Esperemos que algún día Iron Maiden pueda superar este tremendo álbum, pero -hasta ahora- pareciera ser una tarea casi imposible.
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Fuente: Rockaxis